¿Quién es el autor de la Virgen de la Esperanza? Esta es una de las preguntas que más ansían responder los historiadores del arte sevillanos. La formulación una hipótesis solida podría estar más cerca gracias al último descubrimiento realizado en torno a la Hermandad de la Macarena. Los historiadores son prácticamente unánimes al inscribir a la Macarena en la producción del taller de Roldán. Los rasgos estilísticos y las comparaciones formales con otras imágenes del autor prácticamente no dejan lugar a la duda. Pero el taller de Pedro Roldán era sumamente activo y por él pasaron decenas de escultores. Ahora, se pueden acotar esos nombres.
Recientemente se han encontrado en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla dos documentos claves que vinculan todavía más a la Hermandad de la Macarena con el taller de Roldán. Tratan sobre el misterio del Señor de la Sentencia. La corporación de San Gil posee tres contratos. Uno de Felipe Morales Nieto, pero hay que descartar completamente a esta figura como autor porque no coinciden ni el material ni las medidas de las figuras especificadas en el compromiso con las que se conservan. Tampoco se le conoce ningún contrato de esculturas a su nombre o la carta de aprendizaje. «Los documentos que existen relativo a él son como bordador, aportados por Roda Peña, o de una serie de embalajes para la duquesa de Osuna, descubiertos por Cruz Isidoro. Felipe Morales era, por tanto, un comerciante», explica Andrés Luque Teruel, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, asesor artístico de la corporación que lleva años analizando las imágenes y buscando pistas sobre la autoría.
El segundo documento es de Manuel Rodríguez. Y finalmente está el relativo a Cristóbal Pérez, con quien la Hermandad de la Mortaja contrata en 1677 la imagen del Señor Descendido de la Cruz y que, con casi toda probabilidad, realizaría el resto de las figuras. Es él quien hilvana esta historia, como señala Luque Teruel: “Cristóbal Pérez debe realizar el Señor y el misterio de la Sentencia en torno a 1683 y 1685, que es cuando fallece. Ahora ha aparecido un nuevo contrato con la hermandad y la carta de pago para finalizar esas imágenes”.
El descubridor de esos relevantes documentos es el joven historiador del arte Jorge Juan Ortega Barea, quien se topó con ellos en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla. El primero de ellos es el contrato, fechado el 4 de mayo de 1693 y firmado por el escultor Marcelino Roldán y su hermano Pedro Roldán El Mozo, que actúa de fiador. En él, se acuerda con el mayordomo y el alcalde de la cofradía los ropajes en madera de pino Flandes para las siete figuras de cuerpo entero del misterio de la cofradía y cuatro ángeles con sus alas para las esquina del canasto, en el mismo material. El segundo documento, es la carta de pago por estos encargos que se finalizan en apenas cuatro meses por 250 ducados de vellón.
“Estos documentos que se desconocían señalan que Cristóbal Pérez habría fallecido en 1685 sin finalizar las imágenes y se recurre a estos dos escultores para que lo hicieran. Además, sigue vinculando a la Hermandad de la Macarena con el taller de Roldán. Son nuevos indicios que aseveran que la atribución a este taller está muy bien encaminada”, explica el investigador.
Contratos que relacionan a la hermandad con Roldán
El profesor Roda Peña, por otra parte, ha publicado recientemente en el Boletín de las Cofradías que también en el año 1693 se lleva a cabo el dorado de ese paso. Jorge Juan Ortega Barea ha hallado también el contrato por el que se adquiere del pan de oro necesario para esta labor: “Tenemos cuatro documentos fechados en el mismo año que demuestran que por entonces la cofradía está muy afanada en la terminación de sus pasos e imágenes. La vinculación y relación con los Roldán no es casual”.
Con estos documentos inéditos, se cimenta aún más la atribución de la Macarena al taller de Roldán, añadiéndose los nombres de Marcelino y Pedro El Mozo, como posibles autores, además del propio Cristóbal Pérez. El problema, es que por ahora, estos dos roldanes están muy poco estudiados porque no se ha encontrado suficiente documentación sobre ellos.
La existencia de diversos contratos con distintos escultores, pero siempre bajo los conceptos estilísticos impulsados por el maestro Roldán, pueden explicar las diferencias artísticas entre el Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza que, por otra parte, comparten muchos de esos rasgos: “La Virgen es de mayor calidad que el Señor, que fue tocado por Castillo Lastrucci, y eso hay que tenerlo en cuenta. La barba es un añadido de yeso. Hay una foto de 1910 en la que se ve que tiene una barba bífida que recuerda al Roldán de la Quinta Angustia”.
Las anónimas Dolorosas del XVII
El problema para formular una hipótesis de autoría en una Dolorosa del siglo XVII es mayúsculo para los historiadores. Así lo reconoce Luque Teruel. En primer lugar, porque no era una trabajo que satisfaciera en demasía a los escultores y por ello no están firmadas. En segundo lugar, porque todas las Dolorosas que han llegado la actualidad han sido muy transformadas, con nuevos candeleros que han alterado la altura y la postura y ojos de cristal; y en tercer lugar, porque las hermandades prestaban poca atención a estas imágenes. “Las siete u ocho Dolorosas del XVII son anónimas. Sólo está documentada la del Mayor Dolor en su Soledad de la Carretería en 1629”, puntualiza el profesor de la Universidad de Sevilla.
A pesar de ello, por los análisis efectuados, este doctor en Historia del Arte no tiene dudas de en qué línea hay que situar a la Macarena: “La Virgen de la Esperanza sigue ese modelo de Roldán, pero la técnica es lo que nos desconcierta. A veces esos rasgos son muy sintéticos, como hacía Francisco Antonio Gijón, y otras veces se pueden identificar con Cristóbal Pérez, a quien la hermandad le encarga el Señor y el misterio y pudo realizar también a la Dolorosa. También puede ser que la realizara otro de esos escultores, como pueden sugerir ahora estos contratos”.
La Virgen de la Fe de Écija y la Esperanza de Carmona
Como ya ha defendido Luque Teruel y otros expertos en los últimos años, la composición asimétrica y las desviaciones de los ejes faciales de la Macarena recuerdan a la Virgen del retablo de los Vizcaínos (parroquia del Sagrario), obra de Roldán. De ahí parte este modelo que el maestro y sus seguidores desarrollan. Estas similitudes se repiten en la Virgen de la Fe de Écija, obra de Roldán: “Concuerda el modo de disponer la boca en diagonal, así la comisura queda a distinta altura y da esa sensación de risa y de llanto”. Los investigadores Gerardo García León y José Luis Romero Torres son los que han realizado esta atribución y han relacionado la imagen con la Macarena.
Otro rasgo muy característico de la Virgen de la Esperanza es que su cuello no está anatomizado y tiene una extraña forma en V: “Es algo que no se da en ninguna otra Dolorosa de Sevilla. Está identificado en la Virgen de la Esperanza de Carmona, una imagen anónima realizada en torno a 1700. El Cristo atado a la columna titular de esta hermandad es de Roldán”. El problema a la hora de hacer la comparativa con esta Dolorosa es que hay que recurrir a las fotografías antiguas. Ahí se ve que las cejas y la comisura de los labios están trabajados de forma análoga. La confrontación actual es imposible al haber sido la imagen remodelada con pasta y yeso en el siglo XX.
A los expertos también les llama mucho la atención la manera en la que están trabajadas las orejas de la Macarena. «Son muy escuálidas, no se corresponden con el natural y no concuerdan con la calidad del resto de la imagen», apunta Luque Teruel. Esto ha llevado a algunos autores a aventurar que se trata de una imagen remodelada de una anterior, extremo que descarta el profesor: “Esas orejas coinciden al 100% tanto anatómica como técnicamente con las del Señor de la Sentencia, lo que podría confirmar la atribución a Cristóbal Pérez, aunque el Señor es de peor calidad, lo que también podría advertir que la Dolorosa la terminara otro escultor”.
Realizada entre 1654 y 1700
El profesor Luque Teruel traza un amplio arco temporal de casi 50 años para fijar la fecha de la realización de la Virgen de la Esperanza: entre 1654 y 1700. Por ello, no descarta al propio Pedro Roldán, pudiendo ser la Macarena una obra suya de juventud. La relación con Cristóbal Pérez es sólida y está contrastada. También ahora con Roldán El Mozo y su hermano Marcelino. Luque Teruel también tiene en cuenta a Francisco Antonio Gijón: “Él parte de los modelos de Roldán y trabaja la anatomía en un sentido abstracto, pero sintetiza bastante el procedimiento, algo que es muy difícil”.
Descarta a Luisa Roldán, La Roldana, que en Sevilla contrataba a nombre de su marido, Luis Antonio de los Arcos. No hace lo mismo con su hermana María, que se puede vincular a la Virgen de las Nieves de Olivares. Tampoco elimina a Benito de Hita y Castillo, último eslabón de la línea estilística de Roldán.
Aunque de momento los investigadores tendrán que seguir escudriñando los archivos por si aparecen nuevos contratos, la atribución de la Virgen de la Esperanza al taller de Roldán se sigue acreditando gracias a estos nuevos hallazgos.