Parece que la calle Orfila se halla exenta de leyes y de normas cívicas, o al menos en lo que respecta a la Capilla de San Andrés, sede canónica de la Hermandad de los Panaderos, que por cuarta vez, en poco más de un año, no ha podido ser abierta al culto porque su capiller, Jesús Morales, se ha llevado la desagradable sorpresa, una vez más, de ver rellenas de pegamento las cerraduras, lo que impide poder introducir las llaves para que hermanos y devotos puedan postrarse ante Dios reservado en el sagrario, y ante las benditas imágenes de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento y María Santísima de Regla. Pero no todo queda ahí, pues el pasado viernes volvieron a aparecer pintadas, como hace ocurriera hace un año, pero fueron eliminadas de inmediato por Lipassam. En ellas se leía la frase «CORPAS FRAUDE».