Obra de corte histórico realizada por Fernando Vaquero para la hermandad del Santo Sepulcro de Córdoba

Obra de corte histórico realizada por Fernando Vaquero para la hermandad del Santo Sepulcro de Córdoba

La presentación de la pintura Conmemorativa del 450 Aniversario de las Primeras Reglas de  la Hermandad del Santo Sepulcro de Córdoba tuvo lugar ayer a las 12 de  la mañana  en  la Antigua Sacristía (Capilla del Adoremus) de la Parroquia de El Salvador y Santo Domingo de Silos (La Compañía) de  Córdoba y que fue  presentado por el Dr. D. Ramón Montes Ruiz.

Este óleo nace de un encargo que me hace esta Corporación para realizar un cuadro que conmemorase el 450 aniversario de las primeras reglas de esta Hermandad. En ese encargo me hacen hincapié en que lo que quieren no es un cartel sino una pintura de corte historicista del estilo de las que ya he realizado anteriormente. Esto que ven es el resultado de un largo trabajo de investigación, un trabajo de investigación que nació con cientos de preguntas, muchas de las cuales no hubieran sido posibles de responder de no haber contado con la inestimable ayuda del arqueólogo Enrique León y de su libro que verá la luz próximamente titulado “Del Carmen Calzado a la Compañía” escrito por él y otros compañeros y en el que, a través de una verdadera tesis doctoral sobre esta corporación se van desglosando pormenorizadamente todos los aspectos relacionados con esta Hermandad.

Nos encontramos en el ultimo tercio del siglo XVIII e iniciando ya la transición hacia el XIX.

En este siglo XVIII se empiezan a tomas las medidas ilustradas, unas reformas impuestas a las hermandades que van a chocar frontalmente con el mundo cofrade de aquella época. Esa nueva ideología impuesta entendía que muchos de los actos cofrades eran irreverentes o estaban fuera de lugar en el nuevo marco social establecido y esto hace que la celebración de la Semana Santa de Córdoba sufra un declive tal que asadas pocas décadas la Semana Santa cordobesa literalmente deje de existir.

Como dato curioso les enumero algunas de estas normas y prohibiciones:

-Se ordena que las procesiones se hagan con luz de día y no por la noche.

-Se prohibe la utilización del capirote.

-Se regula el horario de apertura y cierre de los templos.

-prohibición de muchas figuras que formaban parte de los cortejos

-ordenanzas en cuanto al recato que deben guardar las mujeres y a la indumentaria de los penitentes

-prohibición de que salgan mujeres en las procesiones -prohibición de disciplinantes en las procesiones etc.

Todo esto provoca en la Hermandad del Sepulcro una preocupante disminución del numero de hermanos con la consiguiente merma económica para la corporación que hace peligrar tanto sus cultos como el poner la cofradía en la calle.

Según el libro antes mencionado el mayor gasto en estos años correspondía curiosamente a la cera de las velas. Este problema queda en parte solucionado con la incorporación a la cofradía del Colegio de Escribanos Públicos de Córdoba y es gracias a estos escribanos que la cofradía se libra de su extinción. Tanto es así que en esta época la hermandad era conocida como la cofradía de los escribanos.

La escena del cuadro tiene lugar en el tempo en el que por entonces residía la Hermandad: el convento Carmelita de Puerta Nueva. Allí la hermandad contaba con una capilla propia, hoy desaparecida que es la que aparece en la parte izquierda del cuadro tras la urna. Este templo, de una sola nave, posee una joya de la pintura andaluza :el retablo que en 1655 realizara el sevillano Valdés Leal el cual frecuentó y trabajo mucho para Córdoba (entre otras cosas porque se casó con una cordobesa). En la época en la que transcurre esta escena estas pinturas tendrían ya cerca de 150 años por lo que las he querido representar oscurecidas ya por el paso del tiempo y por el humo diario de las velas, único sistema de iluminación de esta época

Al ser ésta una iglesia pequeña he creído necesario dotarla de algo mas de monumentalidad para que el espacio pareciera mas grande de ahí que haya elegido un punto de vista contrapicado una de las formas de conseguir esto es eligiendo un punto de vista contrapicado .Tenemos también constancia documental de que esta iglesia tuvo en su día una maravillosa cubierta mudéjar hoy desaparecida que es la que aparece sobre el retablo.

Aparte de las pinturas de Valdés Leal no se tienen datos de la decoración del resto de colección pictórica que tendría esta glesia por lo tanto (y pensando que esto era un templo carmelita) no sería raro que algunos de los cuadros representasen a monjes con su hábito. El cuadro de la derecha en concreto está sacado del famoso retrato de carmelita de Luis Tristan que se conserva en el Museo del Prado, en el siguiente he querido pintar una Inmaculada puesto que en el título de esta Hermandad figura en primer lugar la Inmaculada Concepción y por último allá arriba casi sumergida en la oscuridad aparece el cuadro de una piedad como guiño también a la Semana Santa cordobesa con un cuadro de la Virgen de las Angustias que se conserva en el convento de las capuchinas.

Bajo este cuadro de la piedad estaba ,como he dicho anteriormente ,la capilla de la Hermandad la cual se sabe estaba protegida por una reja que también se ha perdido. En el libro “del Carmen Calzado a la Compañía” se detallan algunos elementos de esta capilla como son por ejemplo dos cuadros de Jesús Preso y del Entierro de Cristo , hoy perdidos y un retablo en el que estaban expuestos todo el año el Cristo del Descendimiento y la Virgen de las Penas que veis en este momento subida ya sobre sus andas preparada para la estación de Penitencia. La Virgen aparece representada tal como citan las fuentes “vestida con manto de terciopelo negro y delantal de tafetán, estola negra, toca y pañuelo blanco y guardapiés”. Esta Virgen y esta capilla, como el resto del convento fueron víctimas del expolio de las tropas napoleónicas durante la invasión francesa. Según el informe del prior del convento tras el saqueo “las mochilas de los soldados iban cargadas de objetos sagrados y “despojada de sus vestiduras la imagen de Nuestra Señora de las Penas, sacados los ojos, cortadas las narices, orejas y acuchillado el rostro”.

Y ya para terminar con la descripción de la iglesia he querido colocar un rayo de luz atravesando la vidriera e iluminando al protagonista principal del cuadro que es el Cristo. Me he servido de este rayo en la composición para dirigir la mirada del espectador hacia el punto principal de la escena que es el Cristo, cuyo cuerpo recibe la zona de mayor iluminación del cuadro y por tanto la zona a la que el espectador habrá dirigido en primer lugar su mirada para a continuación hacer un recorrido visual por el resto del mismo.

La escena del cuadro narra la última vez que se representaría el acto conocido como el “Ritual del Descendimiento” de ahí que haya titulado a la obra “El último Descendimiento”. Este acto se celebraba cada Viernes Santo y tenia lugar justo antes de la salida de la cofradía. Este ceremonial era un acto cargado de simbolismo y plasticidad. Según documentación existente para la representación del mismo se construía en el presbiterio un entarimado cubierto con un paño negro sobre este se edificaba un monte Calvario en el que los hermanos colocan utilizando (y cito) “lentisco, cañas y tornizos que ellos mismos recogen de la frondosa sierra cordobesa”. Sobre este monte van las tres cruces y en ellas el Cristo y las tallas de los dos ladrones (quiero hacer un inciso aquí y agradecer a mi amiga la imaginera sevillana Lourdes Hernández la cesión de las imágenes de los dos ladrones de su autoría para su utilización en este cuadro). En esta escena del monte Calvario participaban también hermanos de la cofradía vestidos con ropas históricas que representan los papeles de los personajes que estuvieron en aquel momento descendiendo a Nuestro Señor Jesucristo, entretanto un miembro de la comunidad carmelita desde el púlpito narraba con viveza la secuencia del descendimiento ante la atenta mirada de los hermanos que vestidos de nazareno permanecían con las velas encendidas. Y mientras todo esto sucedía la música sonaba…debió ser un momento estremecedor. Como digo este sería el último descendimiento que la hermandad podría representar ya que este acto también sería prohibido por las normativas ilustradas. Aun así en la escena vemos ya (o mejor dicho no vemos ya) algunos elementos que pocos años antes si aparecían pero que fueron también prohibidos como por ejemplo un sudario rojo que portaba el cristo, una peluca de pelo natural que se le colocaba y que cada año (cito) “mandaban rizar con airosos bucles”, incluso anteriormente a esto el Cristo tenia los brazos articulados con lo que aparecía crucificado en la cruz y los actores lo desenclavaban y lo descendían.

Vemos asimismo cambios en las túnicas de los nazarenos: si se fijan ningún hermano lleva capirote, ni siquiera lo porta en las manos: fueron también prohibidos y los hermanos hacían su estación de penitencia con la cara descubierta. Estas mujeres que veis vestidas de negro sobre el monte Calvario bajo el buen ladrón eran las llamadas “viuditas” y tras este acto participaban también en la estación de penitencia portando los símbolos de la pasion.

Una vez finalizado este acto el Cristo era bajado por los hermanos y conducido hacia la urna para ser allí depositado y comenzar a continuación la estación de penitencia.

Y para ir terminando ya con la descripción de este cuadro vamos con la urna. Esta fue la única urna procesional que realizara en su vida el imaginero Pedro Roldán y que desgraciadamente también desapareció. Fue este el último de los retos que me planteó este cuadro ya que se desconoce por completo como era. Lo único que se sabe es que debió ser un trabajo exquisito a juzgar por el coste que tuvo la obra (mil quinientos reales de vellón) y porque en aquellos años Pedro Roldán se encontraba en plena madurez artística.

¿Cuales han sido por tanto las referencias artísticas que he podido utilizar para crear una urna de la que no existen referencias documentales? Paso a enumerarlas

1.-PRIMERA REFERENCIA:Se sabe que Roldán trabajó en esta urna junto al retablista Dionisio de Ribas y esta circunstancia fue la primera pista que me ayudó a imaginar como hubiera sido esta urna ya que un año antes ambos artistas trabajaron también conjuntamente en la hechura del retablo de la capilla de los Vizcaínos, obra que se conserva en la parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla . Me encontraba pues ante una referencia artística importante de la que poder inspirarme para construir mi urna .

2.-SEGUNDA REFERENCIA:He dicho antes que Pedro Roldán realizó una sola urna procesional en su vida, sin embargo si que trabajó en un sepulcro y este se encuentra en el retablo mayor del Hospital de la Caridad de Sevilla ,es de ese sepulcro de donde he sacado tanto la base de la urna como la idea de colocar un medio punto central

3.- TERCERA REFERENCIA: Seguramente en el trabajo de la urna Pedro Roldán se encargaría fundamentalmente del grupo escultórico, por lo que he utilizado para su decoración escultórica algunos de los ángeles pasionistas, puttis y ángeles lampareros que salieron de la gubia de Roldán.

4.- CUARTA REFERENCIA:Esta referencia tiene que ver con la estructura general. En el archivo del Museo de Bellas Artes de Córdoba se conserva un boceto a sanguina realizado pocos años después de la urna de Roldán y dibujada por el pintor Antonio García Reinoso. El diseño de esta urna de bien pudo estar inspirado en la urna del Roldán en algunos elementos, en el mismo se nos detalla como eran este tipo de urnas las cuales estaban dispuestas sobre parihuelas con varales para ser llevado a hombros del modo que ven en la foto de la derecha. Estas urnas terminaban en una especie de patitas que era donde realmente se apoyaba la urna cuando ésta era depositada en el entablamento que se disponía en la iglesia. SI se fijan esas patitas tenían una curiosa forma de garra con bola. En los cristales de la urna aparecen reflejados otros hermanos nazarenos con sus cirios encendidos para dar una mayor sensación de amplitud y movimiento.

Por último el autor ha  querido conectar esta urna con el presente utilizando algunos elementos  ha de la urna actual

Lamentablemente esta urna se perdió o mejor dicho: la destruyeron los soldados franceses cuando aquellos salvajes usaron esta iglesia como cuartel. Según cuenta Ramírez de Arellano, para guisar el rancho se quema “la madera de casi todos los retablos y muebles que la soldadesca tubo a la mano”. Es lógico pensar por tanto que aquella maravillosa urna fuera pasto de las llamas para que aquellos gabachos tomaran su sopa calentita.

Seguramente muchos de vosotros habrán reconocido ya la figura del caballero que estaá destapando la urna. Efectivamente es  Manuel Palomino, hermano honorario de esta Hermandad el cual subió al cielo mientras realizaba este cuadro , la hermandad me pidió si era posible que apareciera en escena y así lo he hecho.

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