El 2021 que permita el Covid

Empieza el año con la misma incertidumbre con el que terminó. O con algo menos, ya que después de la maniobra de Sevilla (regular nada más en las formas, desentendiéndose cofradías y arzobispo de lo que se quería hacer a nivel andaluz) la suspensión formal de las procesiones depende únicamente de una agonía que determinados intereses, o esperanzas, mantendrán como mucho hasta mediados de enero. Así que la ausencia por segundo año de Semana Santa se da ya como una certeza y así todos lo reconocen por lo bajini, a la espera de ese solemne anuncio, comunicado o decreto que lo confirme. Y sin procesiones en la calle, una de las claves de este 2021 será qué Cuaresma y Semana Santa vivirá la ciudad, ya que a priori la gente podrá estar en la calle y las iglesias podrán estar abiertas, con las limitaciones de aforos y horarios que se apliquen en marzo. Se habla de exposición extraordinaria de las imágenes a la veneración, en algún caso incluso de montar el paso de misterio o de palio; y rodea la mente de la comisión de hermanos mayores la organización de una exposición (sobre la que también se ha adelantado Sevilla, que ya ha anunciado la suya) que a priori sería itinerante por los templos de la ciudad durante esos días de Semana Santa.

Pendiente de que se resuelva este extremo que marcará en buena parte el devenir de los próximos doce meses, el segundo gran hito de 2021 será la coronación canónica de la Virgen de las Penas, cuya celebración empieza a ser también objeto de duda. El hermano mayor de La Palma, Francis Lucero, avisa que aún es pronto para tomar decisiones de cara al 14 de agosto, y avanza que la coronación “será como tiene previsto la hermandad o no será”, rechazando así de manera categórica posibles alternativas a que la Dolorosa sea coronada en el altar mayor de la Catedral y regrese luego en procesión a la Viña. Ha venido a decir Lucero algo así como los sucedáneos que decían los obispos del sur que había que evitar.

Las cofradías tendrán que resolver, en buena medida, a lo largo de este año cómo funcionarán sus economías, cómo se salvarán unas cuentas excesivamente dependientes (en muchos casos) de las salidas procesionales, cómo adaptarán sus cultos a la epidemia… En definitiva, cómo afrontar esta nueva realidad que muchos creen que en determinados aspectos no se marchará con el Covid sino que viene para quedarse.

La epidemia es la que marcará, en definitiva, qué año 2021 tendrán las hermandades gaditanas; hasta cuándo durará esta especie de interinidad en la que viven desde el pasado mes de marzo; cuándo recuperaremos las iglesias llenas; y, el interrogante que a día de hoy sobresale sobre el resto, cuándo volveremos a ver una procesión en la calle.

diariodeCadiz

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