Escultura que representa a Santa Isabel de Hungría, de tamaño inferior al natural (mide 85 cm de altura). Ha sido realizada por el escultor e imaginero de Paradas (Sevilla) en madera de cedro real tallada y policromada al óleo, con ojos de cristal artesanales y pestañas superiores de pelo natural en su mascarilla. La santa aparece de pie sobre una peana tallada con su nombre y lleva como atributos el alimento, las flores, una cruz de taracea y una corona de orfebrería.
Como casi todos los artistas, Barrera Cortés ha representado a la princesa en plena juventud, pues murió con tan solo 24 años de edad, y el regazo lleno de rosas en alusión al famoso milagro que se le atribuye por su encomiable labor caritativa, simbolizada en el pan que ofrece a los pobres. Luce también corona, como viuda del landgrave de Turingia, y viste el hábito de terciaria franciscana, pues según la tradición el propio San Francisco le había donado su modesto sayal.
Fuente LaHornacina