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Los días con cuatro hermandades en la calle en Córdoba pasaron a la historia hace ahora un cuarto de siglo, en 1996. El 7 de abril se han cumplido 25 años del final de aquella Semana Santa que pasaría a la historia como una de las que plasmó el gran crecimiento de aquella época.
En 1996 se incorporaban a la carrera oficial tres cofradías, una cifra inédita hasta entonces en una Semana Santa que tenía 32 hermandades en la calle. La Estrella, que se había gestado en la década anterior, la Agonía, que hasta entonces sólo había salido por su barrio del Naranjo, y elPerdón.
La lluvia, que había sido muy benévola con las cofradías en los primeros años de la década de 1990, quiso aparecer el que tenía que haber sido el primer Lunes Santo de la Estrella y la cofradía, que llevaba la Semana Santa a la Huerta de la Reina, tuvo que suspender su primera estación de penitencia con el Señor de la Redención. Sólo el Vía Crucis salió aquel día.
El Lunes Santo había sido durante años el día de la hermandad de la Agonía. Hasta el Naranjo iban muchos cofrades en ocasiones para ver al Crucificado y a la Virgen de la Salud. La distancia desde su barrio era grande, pero desde el primer Martes Santo, entonces sólo con el Cristo, demostraron que estaban a la altura del desafío.
Una de las estampas de aquel año fue ver al Cristo de la Agonía bajando desde el Cortijo de Mirabueno, el lugar desde el que salió la cofradía varios años, por un camino campestre que daba una estampa insólita.
Las incorporaciones terminaron el Miércoles Santo con el Perdón, que había nacido seis años antes en torno a la Virgen del Rocío y Lágrimas. Ese primer año desde la iglesia que se llamaba entonces del Buen Pastor iba el Señor solo, todavía sin su misterio, en la mesa que luego sería del palio.
Todos las tardes de la Semana Santa de Córdoba quedaron así con cinco cofradías, cuando lo normal hasta entonces habían sido cuatro para muchos de ellos, pero el crecimiento de nuevas hermandades se detuvo. No hubo una nueva cofradía en la carrera oficial hasta 2011, quince años después, cuando se tuvo que haber incorporado la Piedad de las Palmeras, aunque las hermandades sí sumaron nuevos pasos.
Ahí quedó fijado el crecimiento de la Semana Santa tras la ebullición de los años 80 y 90 en un año en que además el Rescatado fue por última vez sobre su antiguo paso a ruedas, se despidió el antiguo misterio de la Humildad y Paciencia y la Sagrada Cena estrenó su apostolado completo.
Fue también la recuperación de los palcos en Las Tendillas en el primer año con el popular Rafael Merino como alcalde y la última vez en que la Virgen de los Ángeles salió del monasterio del Císter, donde su cofradía se había fundado.