Si la suspensión de las procesiones de esta próxima Semana Santa provoca frustración en decenas de miles de cofrades malagueños, esa sensación es todavía mayor en el caso de aquellas hermandades que, debido al mal tiempo, salieron por última vez en la primavera de 2018, por lo que van a estar tres años sin poner a sus titulares en la calle. Es el caso del cortejo de cuatro tronos que las Cofradías Fusionadas despliegan el Miércoles Santo; y también de los de Paloma, Sangre, Expiración y Misericordia. El ecuador de la Semana Santa de 2019 estuvo marcado por el riesgo de precipitaciones que condicionó y frustró los recorridos de casi todas las corporaciones del Miércoles y el Jueves Santo. «El año que viene será», se decían sus cofrades, sin saber que la siguiente cita con el capirote iba a tardar en llegar por culpa de la inesperada pandemia del coronavirus.
«Seguimos en el banco de la paciencia», admite José Manuel Álvarez, hermano mayor de Fusionadas, que al menos en la Semana Santa de 2019 pudo sacar el cortejo de la Virgen de Lágrimas y Favores el Domingo de Ramos, y el de la Vera-Cruz el Jueves Santo, aunque este último muy deslucido por la lluvia que lo obligó a regresar a la parroquia de San Juan de forma precipitada. Álvarez admite que los cofrades de Fusionadas están concienciados de lo irremediable de la situación actual, pero muestra su preocupación por el desapego que esta tesitura puede provocar si se prolonga en el tiempo. «Tenemos que trabajar para ilusionar a la gente. Ya estamos terminando la obra de la nueva casa hermandad y eso es algo ilusionante, pero es verdad que sigue habiendo mucha incertidumbre», señala.javascript:false
En estos años sin la tradicional cita de los cofrades con su hermandad para tallarse o recoger la túnica, las redes sociales se han convertido en una herramienta imprescindible para mantener viva la comunicación. «Intentamos estar muy activos en los perfiles de nuestras redes y por ahora percibimos una respuesta muy positiva de nuestros hermanos, que han llenado el aforo permitido en los cultos y se han volcado con las campañas solidarias que hemos organizado para recoger alimentos y juguetes», asegura Laura Berrocal, hermana mayor de la Archicofradía de la Sangre. Este año cumple sus cuatro años al frente de esta corporación sin que haya podido participar en el cortejo procesional desde su actual cargo. «En 2018 no pude salir porque estaba embarazada de cinco meses, así que se va a cumplir mi mandato sin poder hacerlo», admite. No obstante, adelanta su intención de volver a presentarse a las próximas elecciones.
En una situación similar se encuentran los hermanos mayores de la Paloma y de Expiración, Diego Hermoso y Manuel Corcelles, elegidos para sus respectivos puestos tras la Semana Santa de 2019. «Mi junta no ha podido tocar aún la calle y eso es un poco frustrante», afirma Hemoso, quien asegura que si la lluvia impide la salida procesional en el Miércoles Santo de 2022 «la Paloma se echa a la calle el Jueves Santo por la mañana». No obstante, confía en que no haya que llegar a ese extremo porque tiene sus esperanzas puestas en que el próximo otoño, posiblemente para octubre, pueda llevarse a cabo una procesión extraordinaria de la Virgen de la Paloma en su flamante nuevo trono procesional con motivo del 50º aniversario de su bendición. «Si estamos mejor para entonces, nuestra idea es llevar a la imagen para una misa en San Juan en septiembre, antes de la procesión magna por el centenario de la Agrupación de Cofradías, y sacarla en su trono en octubre. Eso sería una inyección de moral para nuestros hermanos, porque me preocupa mucho la desafección», explica.
Manuel Corcelles vio por última vez a la Virgen de los Dolores Coronada en la calle en la procesión magna de mayo de 2018 con motivo del 150 aniversario del patronazgo de la Virgen de la Victoria y los 75 años de su coronación. «La verdad es que no es una situación normal. Nuestros cofrades echan mucho de menos poder reunirnos y vernos, pero todo está siendo muy complicado«, admite el hermano mayor de la Expiración, quien valora especialmente la implicación de los hermanos en los proyectos de obra social que la archicofradía ha puesto en marcha en los últimos meses. »Están respondiendo de forma excepcional, no habido bajas«, remarca. La pandemia ha frutrado buena parte de las actividades previstas por el centenario de esta corporación del Miércoles Santo que, no obstante, ha podido publicar un libro y ha seguido avanzando en dos grandes proyectos como son la ampliación y renovación de su casa hermandad y la restauración del trono de la Virgen de los Dolores.
Por su parte, el actual hermano mayor de la Misericordia, Agustín Soler, solo ha podido sacar al completo su cofradía en el Jueves Santo de 2018. En 2019, el cortejo de la sección del Cristo tuvo que regresar cuando había empezado a recorrer la calle Ancha del Carmen por los chubascos que se produjeron en esa tarde aciaga de procesiones. «Nosotros, al igual que otras cofradías, no conocemos el nuevo recorrido oficial«, apunta Soler, quien también adelanta que se presentará a las elecciones previstas para este año para poder desarrollar todos los proyectos que se le han quedado en el tintero y que la pandemia ha condicionado. »Gracias a Dios los hermanos siguen ilusionados y con ganas de trabajar por la cofradía«, subraya, al tiempo que recuerda que esta corporación perchelera cumple este año el centenario de la fusión de las hermandades que le dieron su actual naturaleza.
El agravamiento de los datos de la pandemia tras las pasadas fiestas navideñas les obligó a aplazar la presentación del cartel de este centenario, pero los cofrades de la Misericordia confían en poder llevar a cabo todas las acciones previstas a lo largo del año, como la confección de un estandarte y una nueva túnica bordada para el Cristo a cargo de Samuel Cervantes. Asimismo, está sobre la mesa la idea de llevar a cabo una procesión extraordinaria el próximo otoño, aunque ello va a depender de que la cofradía participe o no en la magna por el también centenario de la Agrupación de Cofradías programada para el sábado 25 de septiembre. «Si formamos parte de esa magna, no es plan volver a salir un mes después», admite Soler.