El pasado fin de semana saltaba la polémica, a cuenta de un proyecto de paso para el Cristo de la Expiración, que -a título personal- había compartido en sus redes sociales Rafael de Rueda. En la publicación, De Rueda valoraba -con una supuesta crítica velada- el modo de proceder de la cofradía de San Pablo. Y, posteriormente, el autor del paso aprobado en cabildo, Manuel Valera, respondía a De Rueda de manera contundente.
El paso aprobado, el de Valera, se presentó en 2018, mientras que el diseño de De Rueda se ha conocido hace unos días. Si bien, hace más de una década (en 2010) Miguel Ortiz ya propuso a la hermandad otro diseño.
Sin entrar a valorar cuál de ellos puede gustar más, lo que llama la atención es que tres años después de que el paso de Valera se aprobara en la forma establecida, De Rueda haya presentado otra propuesta. Y, si bien se alude a que es de carácter personal, no es menos cierto que las redes sociales de cualquier artista o artesano relacionado con las hermandades son un altavoz potente del que se harán eco centenares de cofrades.
Por otra parte, estilísticamente, no cabe duda de que el diseño de Valera y su hijo es el más original de los tres. Mientras que el realizado por De Rueda se ajusta al canon Barroco milimétricamente. Mientras que el de Ortiz, que fue el primero, se ajusta al estilo del diseñador y de lo hasta ese momento llevado a cabo por la corporación penitencial de Viernes Santo. Además de atesorar una línea similar a la del diseño del paso de misterio del Buen Suceso. Probablemente, este último, el mejor de Ortiz, que además marca una vía diferenciada con lo realizado por De Rueda para el resto de la cofradía de San Andrés, que se ajusta a dibujos sevillanos desde la cruz de guía a la bambalina frontal del palio.