Ha pasado un año casi y medio desde que la pandemia dio un repentino portazo a las procesiones de cofradías. Y pese a que en este tiempo la normalidad ha ido volviendo a todos los ámbitos de la vida, de forma más o menos notoria y en distintas etapas o momentos, el culto público sigue estando pendiente, sin saber en qué momento volverán a abrirse las puertas de las iglesias para que los pasos vuelvan a las calles. De hecho, las cofradías tendrán que seguir esperando, a tenor del escenario actual del Covid y de las últimas decisiones que se han adoptado.
En Málaga estaba previsto celebrar este mes de septiembre una procesión magna conmemorativa del centenario de la Agrupación de Cofradías. Un acontecimiento del todo extraordinario que muchos veían como el punto de inflexión para la vuelta del culto a la calle, y que incluso desde la Junta de Andalucía se contemplaba como fecha idónea “para que podamos pegarnos tanto como para sacar un trono», como llegó a decir hace varias semanas el consejero de Salud, Jesús Aguirre. No obstante, las hermandades malagueñas decidían este martes suspender la procesión, que ha quedado aplazada sin nueva fecha.
Pese a los kilómetros de distancia, la decisión adoptada por la Agrupación de Cofradías de Málaga supone una evidencia para toda Andalucía de cuál es la situación actual y de los meses de distancia que, como mínimo, restan aún para el regreso de las procesiones a la calle. Todo ello con la casi única excepción de Jerez, donde sí empiezan a salir pasos a la calle como ha ocurrido en los últimos días con la Virgen del Carmen (a ruedas y sin banda) o con Santa Marta (en parihuela).
En Cádiz, la procesión del Amor Hermoso el 15 de agosto ya ha sido suspendida. Y la próxima en el calendario, la Merced, puede verse seriamente afectada por la decisión adoptada en Málaga, que evidencia que la situación sigue sin ser apropiada para que una procesión se eche a la calle, con lo que ello conlleva de aglomeración de público y respeto de las distancias interpersonales. A ello se une, además, que la primera puerta que debe desbloquearse es la episcopal, que por el momento mantiene en vigor el decreto de Zornoza que impide cualquier celebración de cultos en la vía pública.
En este escenario dibujado en Málaga, con procesiones suspendidas ya en septiembre, empieza a tambalearse la celebración de la Semana Santa de 2022, puesto que los márgenes de organización de estas procesiones penitenciales se acortan sin que haya certidumbre de nada. La inmunidad de rebaño se sitúa en Andalucía en torno al 60%, cada vez más cerca de ese 70% que establecían las autoridades para recuperar la normalidad; pero ni siquiera este dato que era de los más esperados por las hermandades ha frenado la decisión de las hermandades malagueñas dos meses antes de celebrar su magna.
En este sentido, desde el Consejo de Hermandades se indica que ya han comenzado a mantener unos primeros contactos, por el momento de manera informal, entre los miembros de la nueva permanente (que tomó posesión el 10 de julio) y también con el Ayuntamiento. La intención es que tras el verano se conforme la nueva comisión de Semana Santa en el Consejo (con miembros de la permanente y algunos hermanos mayores) y se trabaje desde entonces de manera decidida en esa posible organización de las procesiones del Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. A la espera, claro está, de la evolución de una pandemia que por el momento obliga a las hermandades a seguir limitando sus cultos al interior de las iglesias.