La Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias celebrará el CCLXV Aniversario del Patronazgo de la Virgen de las Angustias sobre la ciudad de Ayamonte, con un programa de actos cuya finalidad será honrar a la Virgen por su protección a lo largo de los años
Se trata de una obra anónima del siglo XVI, que preside el altar mayor de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de la ciudad, de la cual es patrona.
Se trata de un grupo escultórico en madera policromada, de 1,13 metros de alto, compuesto por la típica escena de la Madre Dolorosa: la Virgen de rodillas, cubierta con amplio manto azul sobre traje rojo, que sostiene por la cabeza a su Hijo y hace ademán de enjugar con su toca unas lágrimas que resbalan por sus mejillas. Ciñe sus sienes con corona. A su alrededor resplandece una ráfaga, esto último dependiendo de la corona que luzca la virgen en ese momento o el acto que presida.
Desde su aparición los ayamontinos vieron en la Virgen de las Angustias a su protectora, abogada y medianera, especialmente con motivo del pavoroso seísmo y maremoto del 1 de noviembre de 1755. En agradecimiento a la Virgen, a San José y a San Diego de Alcalá, que ya era patrono de la ciudad desde 1603, el venerable clero y cabildo secular decidieron «votar unidamente por copatronos a la Santísima Virgen de las Angustias y al Señor de San Joseph su bendito esposo (…) ofreciendo celebrar en el día del Patrocinio de Nuestra Señora de cada un año perpetuamente (…) una fiesta votiva de sermón y misa cantada en la iglesia parroquial titular de Nuestra Señora de las Angustias«.
La devoción a la Santísima Virgen con tal advocación, hizo que se le dedicara el Hospital de la Piedad, fundado por el marqués de Ayamonte el 6 de junio de 1585, y el baluarte de las Angustias.
Se tiene constancia que ya desde muy temprano, hacia el año 1635 se funda la Cofradía del stmo. Cristo de la Expiración o de Ntra. Sra. de las Angustias, con sede en la Parroquia de las Angustias y gozando de cofrades en su mayoría dedicados a las actividades marítimas. En un principio realizaba su estación de penitencia en martes Santo pasando a lunes Santo y estableciéndose definitivamente en Domingo de Ramos.